"No os entiendo. Todos habláis en clave como si pretendierais volverme loca."
Cinco horas con Mario, Miguel Delibes

lunes, 10 de octubre de 2011

EL ÁRBOL DE LA CIENCIA – Introducción

El árbol de la ciencia es una novela escrita por Pío Baroja que se publicó el año 1911. Es una obra de carácter casi autobiográfico dividida en 7 partes que a su vez se separan en dos bloques imaginarios con una conversación filosófica entre el protagonista y su tío como “puente”.  

 

RESUMEN

PRIMERA PARTE: La vida de un estudiante en Madrid   
En la primera parte de la novela se observa el proceso de formación espiritual e intelectual de Andrés, el protagonista. Explica casi toda su etapa universitaria. Nos presenta también a los miembros de su familia: don Pedro (el padre, al que desprecia por hipócrita), Alejandro (hermano mayor, al que también desprecia, por vividor), Pedro (otro hermano por el que siente cierta simpatía), Margarita (su hermana resignada y buena) y Luisito (el hermano pequeño, débil y enfermizo, al que quiere mucho).
En estos años de universidad va conociendo a diferentes personas y va haciendo amigos: Lamela, Julio Aracil, Montaner, Ibarra… Andrés va evolucionando psicológica e intelectualmente. Sus primeras lecturas son novelas, pero poco a poco va adentrándose en la filosofía.
La vida, la enfermedad de su hermano, su paso por el hospital San Juan de Dios (la crueldad de los médicos y el trato con los enfermos) y sus lecturas de Schopenhauer, lo van haciendo cada vez más pesimista. Empieza a abandonar su activismo, se vuelve más triste y cada vez tiene menos esperanzas de poder cambiar el carácter humano.
Entra a trabajar como interno en un hospital. Allí se da cuenta de que su vocación no era la medicina. Se describe un ambiente de corrupción en el hospital.
 
SEGUNDA PARTE: Las carnarias     
Andrés conoce a las Minglanillas (doña Leonarda, Niní y Lulú) y empieza a entabla cierta amistad con Lulú, la hija menor de Leonarda.
Una noche, Andrés y algunos amigos, realizan un recorrido por algunos lugares de Madrid: la casa de doña Virginia, abortista; la de de Villasús, autor de dramas, que no ha sabido dar una vida digna a sus hijas Pura y Ernestina. Se nos presenta a doña Venancia, vecina de Lulú, y a su yerno Manolo el Chafandín, un borracho vago. También se describe a otros vecinos de la casa de Lulú: don Cleto, la Negra, el Maestrín, don Martín…
En el último capítulo de esta parte hay una conversación entre Andrés y su tío Iturrioz. Andrés quiere comentar con él la interpretación filosófica de los vecinos de la casa de Lulú. Esta parte termina con Andrés preguntándose qué camino y qué actitud coger en la vida, ya que se da cuenta de que no sabe desenvolverse en ella.
 
TERCERA PARTE: Tristezas y dolores                                                                                                                             
Andrés ya está en su último año de carrera. Luisito empeora. Andrés viaja a Valencia para encontrar una casa en la que Luisito pueda pasar una temporada y mejore con el aire puro de la zona ya que parece que tiene tuberculosis. Acaba la carrera y se marcha a Valencia. Allí vive tranquilo durante una temporada, cuidando a su hermano y disfrutando de la naturaleza. Se siente bien.
El padre de Andrés no puede sostener económicamente dos casas y, Andrés, Margarita y Luisito, se marchan a vivir a Valencia capital con unos parientes. Andrés busca trabajo pero no le es fácil, y decide hacer el doctorado.
Regresa a Madrid para leer la tesis. Dos meses más tarde se marcha a Burgos a sustituir a un médico. Allí pasa los días más plácidos de su vida, sin inquietudes existenciales. Recibe la noticia de que su hermano ha muerto. A raíz de la muerte de su hermano sufre una nueva evolución, desde el sufrimiento pesimista anterior a una nueva indiferencia.
 
CUARTA PARTE: Inquisiciones                                                                                                                                         
Andrés vuelve a Madrid y se encuentra con Ibarra, que ha mejorado, estudia Ingeniería y es inventor.
Tiene nuevas conversaciones filosóficas con su tío Iturrioz, con el cual habla de la existencia del mundo uniendo la Cosmología y la Biología. El tío le aconseja leer a los filósofos franceses e ingleses más prácticos. Andrés insiste en las teorías de los alemanes, en Kant.
Andrés habla del Árbol de la ciencia y el Árbol de la vida.
Esta parte es una especie de intermedio entre los dos bloques imaginarios de las partes (I-III y V-VII).
 
QUINTA PARTE: La experiencia en el pueblo                                                                                                        
Andrés se marcha a Alcolea, un pueblo manchego, como médico titular. Allí se aloja en una fonda y conoce al médico del pueblo, Juan Sánchez, y al secretario del ayuntamiento. Pasa allí el verano y se da cuenta de que el pueblo es muy caluroso y el ambiente sofocante. Cuando llega septiembre deja la fonda y se va como huésped a una casa del pueblo.
Dorotea, la patrona de la casa, se entiende muy bien con Andrés pero su marido Pepinito es un cazurro petulante. Andrés cura a la hija del molinero y eso le crea enemistad con Sánchez, pero va adquiriendo prestigio como médico entre la gente. Él observa y describe la vida y carácter del pueblo: su talante antisocial, el caciquismo, el individualismo, la falta de inquietudes… Contempla este modo de vida, la actitud resignada, retrasada y poco crítica de estas gentes y llega a la conclusión de que es mejor dejar de pensar, y decide dedicarse a observar cómo pasa la vida.
Pasa en Alcolea el invierno. Empieza a frecuentar el casino y conoce al pianista y a don Blas Carreño, dos personajes extravagantes por los que Andrés siente simpatía. Pero Andrés comienza a aburrirse y a desesperarse en el pueblo. En un intento por distraerse se propone escribir, cambiar las lecturas filosóficas por la literatura y la historia… pero está tan ligado a la filosofía que nada lo motiva.
Busca nuevos modos de vida para salir del estado de desencanto en el que se encuentra. Así, piensa que debe casarse, pero no está dispuesto a sacrificar su independencia. Entonces decide cambiar su alimentación y hábitos de vida, y mejora. Entra por primera vez en una especie de ataraxia y se siente tranquilo. Pero cada vez muestra más antipatía por la gente del pueblo y las gentes del pueblo le corresponden. En Alcolea aún se siente más marginado que en Madrid.
En primavera pide la dimisión y se va. La noche anterior a su marcha hace el amor con Dorotea. De vuelta a Madrid para en Aranjuez y pasa allí tres días. Está desconcertado por su actitud.
 
SEXTA PARTE: La experiencia en Madrid                             
De vuelta a Madrid estalla la guerra con Cuba y Filipinas. Andrés consigue una sustitución de tres meses. Después del desastre todo el mundo sigue viviendo con total indiferencia ante lo ocurrido.
Visita a su tío Iturrioz y mantiene con él otra conversación en la que le habla de Alcolea y del espíritu resignado de los pobres. Iturrioz le habla de que la cobardía del pobre es la que le impide avanzar, evolucionar y deshacerse de sus trabas.
Se reencuentra con Montaner, que está en el paro y con Julio, al que le va muy bien en la vida. También ve a Ibarra, que quiere irse al extranjero para patentar sus inventos ya que España es un país que no financia ni cree en el progreso. También hay un reencuentro con Lulú que ha conseguido poner una tienda.
Andrés consigue trabajo como médico de Higiene. Se va haciendo cada vez más antisocial. Desprecia por igual a ricos y a pobres: a unos por explotadores y a los otros por dejarse explotar resignadamente.
Abandona el trabajo porque el trato con prostitutas, chulos y amas lo deprimen cada vez más. Sigue visitando a Lulú y consigue trabajo como médico de La Esperanza asistiendo a pobres. El trato con los pobres, su ignorancia, su miseria y su resignación absurda, hacen más agrio y agresivo su carácter.
En una de sus visitas a antiguos conocidos encuentra a Villasús, se ha vuelto loco y vive en la más absoluta miseria. Días después muere.
Andrés frecuenta cada vez más a Lulú. Se le declara, pero sin pasión, como casi todo lo que hace en la vida.
 
SÉPTIMA PARTE: La experiencia del hijo
Andrés toma la decisión de casarse con Lulú. Consigue un trabajo como traductor de libros de medicina, y se aleja del trato humano con los pacientes. Entra en una época de paz y calma, es decir, otra ataraxia.
Todo va bien hasta que Lulú empieza a deprimirse ante la negativa de Andrés a tener hijos. Andrés cede, y al quedarse embarazada su mujer le vuelven los viejos miedos. Teme que se abra esa ventana al abismo que le produce vértigo. Había conseguido una vida organizada, tranquila, anodina, y teme que la responsabilidad que supone ese hijo le despierte todos los fantasmas que había conseguido dormir con tantos esfuerzos. Empieza a tomar morfina para no pensar.
En el parto muere el niño y a los pocos días Lulú. El día del entierro Andrés se suicida envenenándose.
 
El libro termina con la reflexión de Iturrioz. Andrés muere sin dolor, no se suicida movido por la desesperación, ni por el sufrimiento de perder a sus seres queridos. Es por nihilismo. Era un inadaptado para la vida y ésta le ofreció un pequeño hueco acogedor con el matrimonio de Lulú. Al desaparecer Lulú ya no sabe qué hacer, de no haber existido ella probablemente se habría suicidado antes. En realidad siempre estuvo muerto. Su excesiva consciencia le impedía disfrutar de la vida.

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