"No os entiendo. Todos habláis en clave como si pretendierais volverme loca."
Cinco horas con Mario, Miguel Delibes

lunes, 23 de enero de 2012

LA NOVELA – Los trabajos de Persiles y Sigismunda

En clase hemos comentado esta obra de Cervantes, y yo he buscado su argumento y un análisis profundo para concretar características de la forma de escribir de este autor y del tipo de novela.


El Persiles es una extensa novela que fue publicada en cuatro libros, por la viuda de Cervantes en Madrid en el año 1617, y, en ese mismo año, por otros editores en Valencia, Barcelona, Pamplona y Bruselas.

Es la última obra escrita por Cervantes, y fue empezada con toda probabilidad a la par que la segunda parte del Quijote, terminándola pocos días antes de su muerte, "con el pie en el estribo", según dice en la dedicatoria que dirige al Conde de Lemos.

Esta novela significó para este insigne autor la despedida de la vida y, siendo además el adiós del prólogo en la transcripción en primera persona del final del Quijote. La obra tiene como título completo Los Trabajos de Persiles y Sigismunda, historia septentrional, siendo el subtítulo "historia septentrional", el que mejor se adapta a los dos primeros libros, que se desarrollan en las neblinosas playas nórdicas, que son representadas por viajeros y escritores, con su encendida fantasía del barroco, como el último horizonte de lo fantástico y misterioso.

Cervantes coge ese mundo maravilloso y fabuloso como fondo de una perfecta epopeya en prosa que el canónigo del Quijote oponía a las "ridículas" extravagancias de los libros de caballería, escritos sin ningún arte ni regla. En el Persiles se producen situaciones basadas en la habitual pareja de amantes a quienes el destino somete a las más inesperadas aventuras y adversidades, que culminan con la definitiva unión de los enamorados.

Esta situación es modernizada por Cervantes, el cual confiere a la pareja todas las virtudes poéticas y cristianas posibles, sustituyendo el luminoso y vital mundo mediterráneo por el tétrico septentrión. Persiles, es príncipe de Thule, y Sigismunda, es hija del rey de Frislandia. Se hacen pasar por hermanos bajo los nombres falsos de Periandro y Auristela, y comienzan un peregrinar desde las extremas regiones septentrionales hasta la ciudad de Roma, pasando por Portugal, Francia e Italia, para conseguir del Papa la legitimación de su amor, que atraviesa con castidad y pureza las más complicadas y terribles pruebas.

El plan de la novela es complicado, pues se basa fundamentalmente en una línea narrativa que se interrumpe frecuentemente, lo que permite al autor sugerir la intervención de un hado ciego bajo cuya influencia se sitúan los protagonistas y demás personajes secundarios que por azar se encuentran en el camino. En las dos primeras partes, los personajes se encuentran en unas situaciones de absoluta fantasía viviendo naufragios, raptos, separaciones, sueños, y muchas otras historias que enriquecen la trama.

En los dos últimos libros, Cervantes buscará como escenario para las aventuras de los enamorados mayor variedad e historicidad, variando en plazas y ciudades de su mundo contemporáneo, aunque sin dejar de mantener la sorpresa y la intriga. Así, logra también reflejar su verdadera naturaleza de autor fino y humorístico que observa detenidamente la realidad humana.

El final de la novela no queda demasiado definido, dándose una conclusión trágica motivada por la muerte de Periandro, y un final sorprendentemente feliz en el último capítulo. Esta indefinición no supone, de todos modos, perturbación alguna, porque no se trata de buscar una coherencia lógica interna de los personajes de la novela, sino precisamente un sugestivo y motivador esquema de sombras fugaces e impersonales que actúan en un mundo idealizado y que se evoca con artificios que nos trasladan a una extraordinaria musicalidad

Como contrapunto negativo encontramos por ejemplo las terribles consecuencias de la lascivia y de la lujuria. Hay una doble vertiente que alterna el amor y los celos. La locura también será peligrosa consecuencia del amor descontrolado, que ante la magnifica consecuencia de la muerte, servirá como objetivo de la ironía de Cervantes, que criticara los exagerados suspiros y desavenencias del amor desdichado. Los desmayos que padecen los personajes serán perfectamente diferenciados por el autor en cuanto a sus causas físicas o psíquicas.



ANALISIS

Próximo a su muerte Cervantes se encarga de elaborar este magnifico relato sobre uno de los tópicos mas universal de todas las épocas, el de la enfermedad del amor.

Este último, surge desde el principio como un conflicto y una búsqueda en continuación con la tradición de la novela bizantina. Los protagonistas han de sufrir hasta conseguir su unión final.

Los celos serán representados como una enfermedad, ocasionada por la aparición de un tercer personaje que altera una relación estable. El síntoma es generalmente el mismo y en ocasiones será revelado por el narrador. Su sentido aristotélico vendrá dado por la concepción del alma como principio vivificador del cuerpo, declarando sus dolencias como inseparables de las físicas. Así se continua la tradición de la psicología naturalista, no siendo El Persiles una mera imitación, sino un enriquecimiento favorecido por las nuevas teorías medicas de la época.

Conforme avanza la obra se confirman las enfermedades de amor y de celos, jugando un papel importante la aparición de la típica historia de enamoramiento entre el anciano y la joven. Aquí el problema avanza en cuanto que se trata también el problema de la falta de pasión, surgiendo así el contraste entre la melancolía de una soledad inicial y la vivencia de una relación insustancial. La soledad era también por lo tanto problemática, puesto que suponía el disfrute relativo de un retiro silencioso, lo que provocaba una enfermedad bien conocida por los personajes enamorados en las églogas pastoriles.

La muerte acaba siendo resultado de la destrucción que provocan los celos. De esta manera los celos, la enfermedad y la muerte se unen armoniosamente formando un acóplela teoría de los tratados amorosos de tipo novelesco.

Cervantes , como ya hemos mencionado, no se limita a la recreación de tópicos, sirviéndonos como perfecto ejemplo el uso novelesco del dialogo entre dos enamorados que buscan el equilibrio entre su rivalidad y su amistad. El autor consigue aprovechar esta problemática para el desarrollo de la acción. El alejamiento será, por fin, la única solución al sufrimiento de las protagonistas. Los celos sanos y los lascivos serán perfectamente diferenciados, pero ambos se consideraran indisolubles al amor.

La obra continua relatando variados estragos amorosos, que se alternan en su forma, pero no en su tema. Cervantes introduce su habitual critica a las fuerzas sobrenaturales y a los encantamientos mágicos, incluyendo su justa valoración de la locura amorosa. También se analiza la vertiente demoniaca del amor de manera que se trastoca la tradición referente a esta cuestión, evidenciando la absoluta depreciación de la influencia del demonio y la posesión diabólica sobre la cuestión amorosa. Esto se logra con un final festivo y teatral, reduciendo todo al plano de la ironía cómica.

El Persiles guarda en muchos pasajes ciertas similitudes de sus personajes femeninos con la figura de la Virgen María. El retrato será con una corona en la cabeza y un mundo a los pies, aunque Cervantes no se olvidara de pedir disculpas por la posible blasfemia, que no obstante, otorga a los pintores. La belleza de las protagonistas es reflejo de la bondad divina y de un ente espiritual esplendoroso.

El matrimonio será sacralizado como resultado de un amor puesto a prueba. Al contrario de los trágicos desenlaces de las novelas sentimentales y pastoriles, aquí el matrimonio goza de una función curativa, similar a la de la literatura de la época medieval.

El enamorado será representante de la fantasía que en concordancia con la figura del poeta, genera comparaciones entre la locura amorosa y la artística. La poesía es usada para narrar desdichas y para descubrir amores.

Recordando a Aristóteles en cuanto a la pueda de la virginidad y de la castidad se presenta la figura del personaje bueno, el cual se caracterizara por aceptar resignadamente cualquier infortunio y aun sacar provecho de esos acontecimientos. A esta idea del bien se une la de felicidad. El control de las pasiones favorece la dignidad humana y por lo tanto la vida feliz. Para llegar a esta teoría Cervantes analiza profundamente las pasiones, casi de una forma medica, intentando establecer las relaciones entre el cuerpo y el alma y aplicando remedios psicoterapéuticos.

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