"No os entiendo. Todos habláis en clave como si pretendierais volverme loca."
Cinco horas con Mario, Miguel Delibes

jueves, 17 de mayo de 2012

POESIA - Prerrenacimiento

La poesía del siglo XV presenta dos grandes corrientes: la popular y la culta. La poesía popular está representada fundamentalmente por el Romancero y los villancicos. La poesía culta tiene su máxima expresión en la poesía de cancionero, con Juan de Mena, el marqués de Santillana y Jorge Manrique.

POESIA POPULAR
Los villancicos
Los villancicos son composiciones líricas populares de arte menor que están formadas por dos partes: unestribillo (llamado propiamente villancico), que está constituido por dos, tres o cuatro versos iniciales que se repiten al final de cada estrofa, y una glosa, que desarrolla el tema del estribillo.
Los villancicos se manifiestan de forma escrita en el siglo XV por primera vez. Sin embargo, la mayoría de los autores coinciden en señalar que esta expresión lírica tiene un origen anterior que es común a las jarchas y a las cantigas de amigo, ya que con ellas comparte temas y motivos simbólicos.
El incremento del interés en los siglos XV y XVI por las creaciones tradicionales hace que a menudo resulte difícil distinguir si algunos testimonios conservados son creaciones de autores cultos al estilo popular, creaciones híbridas o, efectivamente, manifestaciones de la poesía cantada y transformada por el pueblo recogidas por escrito.
lancelot
El Romancero
Se cree que el origen de los romances puede hallarse en los cantares de gesta. El público pedía a los juglares que recitaran por separado aquellas escenas de mayor fuerza dramática, y eso pudo hacer que los cantares se fragmentaran y surgiera un nuevo tipo de composición poética.
Los romances son poemas formados por una serie indefinida de versos octosílabos con rima asonante en los versos pares. El conjunto de romances se denomina Romancero.
Las manifestaciones más antiguas documentadas datan de la mitad del siglo XV, pero esto no significa que la tradición del romance comience en esta época. Probablemente su origen se remonta a un período anterior.
Según el tema que tratan, los romances se pueden clasificar en cuatro grupos:
  • Romances históricos. Recogen los motivos más conocidos de la épica castellana, como la historia del rey Rodrigo, las mocedades del Cid o los siete infantes de Lara.
  • Romances carolingios y bretones. Están basados en los relatos épicos de Francia y Bretaña y sus personajes: Tristán, Lanzarote, Roldán, doña Alda...
  • Romances fronterizos y moriscos. Se inspiran en hechos de la Reconquista.
  • Romances novelescos y líricos. Surgen de la libre invención de los propios juglares. Narran sucesos cotidianos de naturaleza dramática e historias de amor y aventuras.
El lenguaje del Romancero, especialmente en las composiciones de carácter lírico, presenta a menudo referencias simbólicas propias de la poesía popular. Por ello, los romances pueden tener varios niveles de significado.
El estilo de los romances se caracteriza por la concentración expresiva y el dramatismo; el diálogo y el monólogo les dan un fuerte sentido teatral. La transmisión oral de los romances tiene consecuencias en el lenguaje: abundan fenómenos de carácter fónico como las aliteraciones («Yo me era mora Moraima») y son frecuentes las repeticiones («tres hijuelos había el rey / tres hijuelos que no más»; «moricos, los mis moricos»), los epítetos épicos («¡Afuera, afuera, Rodrigo / el soberbio castellano!»), los vocativos («Yo me levantara, madre») y las fórmulas de apelación y de referencia a los receptores («Allí habló don Rodrigo, / bien oiréis lo que dirá»). A menudo, los romances personifican lugares («Álora la bien cercada / tú que estás en par del río»; «Si tú quisieses, Granada, / contigo me casaría») o actualizan la acción. Los sucesos se presentan como si estuvieran sucediendo en el presente, ante los ojos del receptor («Por las riberas del Arlanza / Bernardo el Carpio cabalga»; «helo, helo por do viene / el moro por la calzada»). Así también, se emplea abundantemente la exclamación: («¡Quién tuviese tal ventura / sobre las aguas del mar / como hubo el conde Arnaldos / la mañana de San Juan!»).
Muchos romances presentan un suceso del cual no se explican los antecedentes o incluso el desenlace de la acción; a menudo, asimismo, un personaje habla y se expresa sin que se indique quién es. Esto puede deberse a que se trataba de escenas famosas en la época que el público conocía y de las que no precisaba aclaraciones. Con frecuencia, esta falta de datos se acompaña de los nombres exóticos de sus protagonistas, que se rodean de misterio (conde Olinos, conde Arnaldos, Landarico, etc.).
La tradición oral del Romancero se extiende más allá de la Edad Media y del territorio peninsular. Los romances de la tradición oral moderna, recogidos abundantemente en los siglos XIX y XX, constituyen composiciones que el pueblo ha transmitido y modificado durante siglos. Algunos de los romances son nuevas versiones de los que se cantaban en el XV. La tradición del Romancero se desarrolla en otros territorios de habla hispana, como en Hispanoamérica o en las comunidades sefardíes de todo el mundo.

POESIA CULTA
El siglo XV constituye el momento en el que el castellano se asienta definitivamente como lengua predominante de la lírica culta. Hasta entonces, los poetas de Castilla, como consecuencia de la tradición anterior, empleaban preferentemente el gallego-portugués en sus composiciones. La poesía culta del XV es de carácter cortesano, pues los poetas surgen entre la nobleza y se forman en torno a las cortes de los reyes. Las principales características de la lírica de este momento son las siguientes:
  • La poesía cortesana se agrupaba en cancioneros, antologías que reunían obras de uno o diversos autores. Entre los más destacados se encuentran el Cancionero de Baena o el Cancionero de Estúñiga.
  • Los temas de la poesía de cancionero son variados (la burla, la muerte, la religión...) pero destaca el amor, que es concebido como un juego cortesano y literario. En la poesía amorosa de cancionero se aprecia la influencia de la lírica provenzal de los siglos XII y XIII, basada en los tópicos del amor cortés.
  • El amor, a menudo frustrado, se presenta como una fuerza irresistible y como un sentimiento contradictorio: por un lado provoca placer, pero por otro ocasiona en el poeta un enorme dolor, que se compara con la muerte. La poesía amorosa de los cancioneros del XV se centra progresivamente en una descripción pormenorizada de los sentimientos: se detiene en los efectos que el enamoramiento provoca en el amante. En ella, se alude a la belleza de la dama, pero no se recrea en su descripción física. Tampoco se suele ambientar en lugares concretos.
  • Formalmente, la poesía amorosa destaca por un abundante uso de recursos literarios de carácter semántico como la hipérbole y, especialmente, la paradoja. La poesía de cancionero a menudo se caracteriza por los juegos de conceptos, pero también son habituales en sus composiciones la anáfora o el paralelismo.
  • Por influencia de la poesía italiana, parte de la poesía del cancionero emplea frecuentemente la alegoría (una metáfora continuada mediante la cual se expresa una idea), sobre todo para tratar temas como la fortuna, la muerte y otras cuestiones de carácter moral, filosófico o religioso.
Los autores más representativos de la lírica culta del XV son Jorge Manrique, el marqués de Santillana y Juan de Mena. Junto a la obra de estos poetas destaca una composición anónima, la Dança general de la muerte castellana, una extraordinaria muestra de la visión del mundo en esta época de transición y que se relaciona con otras manifestaciones artísticas propias del románico: la Muerte invita a diversos personajes a bailar con ella. Entre ellos se encuentran miembros de todos los estamentos sociales, que se igualan en este acto macabro que aniquila al ser humano y le despoja de todos sus bienes.
Aunque durante mucho tiempo se ha leído la poesía cortesana solamente en clave idealista, hoy se considera que muchos de los términos usados en la poesía cortesana podían tener también un caracter más materialista y en concreto hacer referencia al amor físico. Este simbolísmo oculto formaba parte del mismo juego conceptual de esta poesía. Por otra parte, junto a poemas “idealistas” los mismos poetas escribían versos más procaces, versos de burlas donde el lenguaje es mucho más claro, como los poemas recogidos en el “Cancionero de obras de burlas”.

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